Delegados/as de Gobiernos, empleadores/as y trabajadores /asque participan de la 100ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adoptaron hoy por primera vez en la historia, normas laborales internacionales destinadas a mejorar las condiciones de vida de decenas de millones de trabajadoras y trabajadores domésticos en el mundo. “Por primera vez llevamos el sistema de normas de la OIT a la economía informal y este es un acontecimiento de gran importancia”, dijo el Director General de la OIT, Juan Somavia. “Se ha hecho historia”, agregó.

 

Fuente: OIT

Los delegados aprobaron el Convenio sobre las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos por 396 votos a favor, 16 votos en contra y 63 abstenciones, y la Recomendación que lo acompaña por 484 votos a favor, 8 votos en contra y 42 abstenciones.

Las nuevas normas se convertirán en el Convenio 189 de la OIT y la Recomendación 201. El Convenio es un tratado internacional vinculante para los Estados miembros que lo ratifiquen, mientras que la Recomendación ofrece una guía más detallada sobre la forma en que el Convenio puede ser llevado a la práctica.

La OIT es la única organización tripartita de las Naciones Unidas, y cada uno de sus 183 Estados miembros está representado por dos delegados/as del Gobierno, uno /a de los/as empleadores y uno/a de los/as trabajadores, quienes pueden votar en forma independiente.

Las nuevas normas de la OIT establecen que los millones de trabajadoras y trabajadores domésticos del mundo que se ocupan de las familias y los hogares podrán tener los mismos derechos básicos que otros trabajadores, incluyendo horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie, información clara sobre los términos y las condiciones de empleo, así como el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo los de libertad sindical y negociación colectiva.

De acuerdo con estimaciones recientes de la OIT basadas en estudios o censos nacionales de 117 países, el número de trabajadoras y trabajadores domésticos en el mundo es de al menos 53 millones. Pero debido a que este tipo trabajo se realiza a menudo en forma oculta y sin registros, el total podría ser de 100 millones de personas. En los países en desarrollo representan entre 4 y 12 por ciento del empleo asalariado. Alrededor de 93 por ciento son mujeres o niñas, y muchas son migrantes.

El artículo 1 del nuevo instrumento de la OIT dice que “la expresión ‘trabajo doméstico’ designa el trabajo realizado en un hogar u hogares”. Si bien estos instrumentos cubren a todos/as los/as trabajadores domésticos, se consideran medidas especiales para proteger a aquellos/as trabajadores que puedan estar expuestos a riesgos adicionales debido a su corta edad, a su nacionalidad, o a su condición de alojamiento, entre otros.

“Es muy importante que hayamos colocado a los trabajadores domésticos al amparo de nuestros valores, para ellos y para todos los que aspiren a un trabajo decente. Esto también tendrá repercusiones relacionadas con las migraciones y la igualdad de género”, dijo Somavia.

En el texto de introducción el nuevo Convenio dice que “el trabajo doméstico continúa siendo infravalorado e invisible y lo realizan principalmente las mujeres y las niñas, muchas de las cuales son migrantes o forman parte de comunidades desfavorecidas, y son particularmente vulnerables a la discriminación con respecto a las condiciones de empleo y de trabajo, así como a otros abusos de los derechos humanos”.

La Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, dijo durante una visita a la Comisión en la cual concluyeron dos años de deliberaciones sobre este tema, que el déficit de trabajo decente de las trabajadoras y trabajadores domésticos “ya no puede ser tolerado”, y recordó que estos/as trabajadores “permiten mantener en movimiento el motor de la economía y los engranajes de la sociedad”.

Bachelet dijo que ONU Mujeres apoyará la ratificación y aplicación de los nuevos instrumentos de la OIT, que calificó como “un aporte de importancia histórica a la agenda del desarrollo”.

“Necesitamos normas que sean efectivas y vinculantes para poder ofrecer trabajo decente a las trabajadoras y trabajadores domésticos, que ofrezcan una guía efectiva para gobiernos, empleadores y trabajadores”, dijo la vicepresidenta por los Trabajadores, Halima Yacob, de Singapur. Ella hizo notar que existe una responsabilidad colectiva que implica dotar a las trabajadoras y trabajadores domésticos de algo que ahora no tienen: el reconocimiento de que son trabajadoras, y el respeto y su dignidad como seres humanos.

El vicepresidente de los empleadores, Paul Mackay, de Nueva Zelandia, declaró que «estamos de acuerdo con la importancia de darle la relevancia necesaria al trabajo doméstico y responder a serias preocupaciones relacionadas con los derechos humanos. Todos los empleadores están de acuerdo con que hay oportunidades para hacer algo mejor por los trabajadores domésticos y las familias para las que trabajan».

“El diálogo social se ha visto reflejado en los resultados que hemos logrado”, dijo el presidente de la Comisión que discutió el contenido de las nuevas normas, el delegado gubernamental de Filipinas, H.L. Cadac.

“Este es un logro muy importante”, dijo la directora del Programa de la OIT sobre Condiciones de Trabajo, Manuela Tomei, que describió las nuevas normas como “robustas pero flexibles”. Agregó que con estos instrumentos está claro que “las trabajadoras y trabajadores domésticos no son sirvientes ni miembros de la familia. Son trabajadores. Después de hoy día no pueden ser considerados como trabajadores de segunda categoría”.

La adopción de las nuevas normas ha sido el resultado de un largo proceso. En marzo de 2008 el Consejo de Administración de la OIT decidió colocar el tema en la agenda de la Conferencia. En 2010 la Conferencia realizó la primera discusión sobre el tema y acordó llevar a cabo una segunda discusión en 2011 con la finalidad de adoptar el Convenio y la Recomendación que lo acompaña.

Un tema urgente en América Latina

• En América Latina alrededor de 14 millones de mujeres son trabajadoras domésticas. Su peso en la ocupación femenina en la región se sitúa en torno al 14%

• En Argentina, Brasil, Chile, Panamá, Paraguay y Uruguay, el peso del servicio doméstico es similar o superior al promedio regional. En Paraguay, un quinto de las mujeres trabajadoras se desempeña en el servicio doméstico, en Uruguay, supera el 18%, en Argentina y Brasil esta cifra alcanza al 17% de las mujeres ocupadas y en Chile, asciende al 14%

• En la región, la mayoría de las trabajadoras domésticas son pobres o se encuentran muy cercanas a esta situación. En varios países sus remuneraciones se sitúan en el mismo nivel de las líneas de pobreza e incluso, en algunos, están por debajo de éstas.

• El acceso de las trabajadoras del hogar a la seguridad social es siempre mucho menor que el del resto la población asalariada. El promedio regional de trabajadoras domésticas que cotiza al sistema de pensiones es apenas un tercio del total de las mujeres ocupadas.

Acceda al comunicado de prensa de la La Red Internacional de Trabajadoras del Hogar (IDWN)

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