Empleadas de hogar se reúnen desde hoy y hasta el próximo martes en Pamplona en unas jornadas en las que van a debatir las principales cuestiones relacionadas con su condición laboral y salarial. Las jornadas, informa la organización en un comunicado, han comenzado hoy en los locales de Auzoenea y continuarán el lunes y el martes en Civican.

En las jornadas se contará con representantes de la plataforma por el empleo del hogar de Pamplona, las entidades integrantes de la Bolsa de Empleo de Pamplona y de los pactos locales por la conciliación, la Coordinadora de Inmigrantes de Navarra y la Asociación Nicaragüense de Pamplona, y han sido invitados además sindicatos y asociaciones feministas.

El evento ha sido promovido por el Instituto Internacional de Investigación y Capacitación para la Promoción de las Mujeres de Naciones Unidas (UN-INSTRAW) y financiado por la Dirección General de Planificación y Evaluación de Políticas para el Desarrollo, del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

Se enmarca dentro del proyecto más amplio «Construyendo redes: mujeres latinoamericanas en las cadenas globales de cuidados», cuyo objetivo es promover el análisis de la realidad de los trabajos de cuidados y domésticos, en su cruce con las migraciones, en cinco países: España, Chile, Perú, Ecuador y Bolivia.

Partiendo de este análisis, el proyecto busca promover el diálogo político para la mejora de la situación laboral de las trabajadoras en este sector.

En España, el proyecto consiste en la promoción de varios encuentros y jornadas tituladas «Cadenas globales de cuidados: un lugar justo para el empleo del hogar y sus trabajadoras», en el que participan todos los agentes sociales y políticos implicados para debatir y formular propuestas concretas de mejora de la condición laboral de las trabajadoras del hogar en el país.

Alrededor de 800.000 hogares en España contratan empleo de hogar con el fin no sólo de cubrir necesidades de limpieza sino también de cuidado de personas dependientes, sobre todo niños y personas ancianas.

Se trata de un sector muy feminizado, en el que un 93% de las personas empleadas son mujeres y con condiciones laborales muy precarias, ya que el 60% trabaja en la economía sumergida.

Las mujeres inmigrantes han adquirido de forma muy rápida una fuerte presencia dentro del sector, ya que constituyen algo más de la mitad de las trabajadoras y a menudo se enfrentan a duras condiciones laborales, especialmente aquellas que trabajan como internas.

La precariedad y vulnerabilidad del sector están muy vinculadas a la existencia de un régimen especial de regulación cuyas condiciones son más desventajosas que las del régimen general.

El paso del régimen especial al régimen general se considera un factor clave para avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral.