Ruth Díaz, dirigenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular (Sintracap), en entrevista en la Radio ADN afirmó que «ha habido avances, pero falta mucho. Por ejemplo, falta que le den importancia al trabajo que hacemos. No que nos anden diciendo ‘qué lindo, gracias’, pero sí que vean el trabajo cuando está hecho, así como lo ven cuando no está hecho».
La dirigenta lamentó la discriminación reflejada en el programa Contacto de Canal 13, pero aseguró que las trabajadoras no suelen utilizar el delantal en otros contextos. «No nos gusta usar el delantal en lugares públicos, por lo menos yo no habría ido con delantal a matricular a mi hijo. Yo no habría ido con delantal a matricular a mi hijo. Yo no tengo ningún problema en usar el delantal, pero como herramienta de trabajo. Si voy a ir a un lugar público, yo me pondría mi mejor pinta», explicó en el programa ADN Contigo.
La representante de este oficio afirmó que «ha habido avances, pero falta mucho. Por ejemplo, falta que le den importancia al trabajo que hacemos. No que nos anden diciendo ‘qué lindo, gracias’, pero sí que vean el trabajo cuando está hecho, así como lo ven cuando no está hecho».
Entre otros actos de discriminación que deben sufrir, Ruth Díaz detalló que todavía existen empleadores que separan la loza y la comida de sus trabajadoras. O invaden su privacidad, revisándoles sus bolsos y artículos personales cuando ellas salen.
«Yo digo ¿somos personas deformes, tenemos un solo ojo, contagiamos, cuál es el motivo? El trabajo no es indigno, las condiciones son las indignas», manifestó en ADN Radio Chile.
«Nos miran como muy insignificantes por ser trabajadoras de casa particular. Siempre nos lo han hecho sentir de esa forma. Ahora los bancos se están abriendo más, pero antiguamente usted iba, decía en un banco que era trabajadora de casa particular y le cerraban todas las puertas», agregó.
La dirigenta del Sintracap advirtió que no les gusta que les digan nana, porque «encontramos que vamos perdiendo nuestra identidad, porque ‘nana, nana’ y yo me llamo Ruth (…) Yo acepto que un niño chico me diga nana, pero no mi empleadora».